
El 12,8 por ciento de desempleo en noviembre, el mayor nivel en 12 años y por lejos el índice más alto de la Unión Europea, podría alcanzar al 20 por ciento de la mano de obra en el 2010 cuando una caída en la construcción se disemine hacia el resto de los sectores, dicen los economistas.
Se trata de un nivel inédito desde la década de 1990 y a medida que España se dirige a su más profunda recesión en 50 años podría provocar un malestar social similar al de la década de 1980, cuando el alto desempleo y los bajos suelos dieron lugar a manifestaciones y huelgas violentas en todo el país.
España ofrece pagos de hasta 70 por ciento de los salarios por hasta dos años, dependiendo de cuánto tiempo los trabajadores han estado contribuyendo al sistema de seguridad social.
Con casi 3 millones de desempleados, muchos de los que fueron despedidos en el 2008 llegarán al final de los pagos de seguro de desempleo al término de este año y se verán en problemas para llegar a fin de mes en un deteriorado mercado laboral sin señales de empleo remunerado.
"El próximo año mucha gente dejará de recibir el seguro de desempleo", dijo Sandalio Gómez, profesor de relaciones laborales de la escuela de comercio IESE. "Podríamos terminar con un malestar social cuando la gente salga a las calles a manifestarse", agregó.
La composición de la mano de obra de España ha cambiado drásticamente con la llegada de los casi 5 millones de inmigrantes, que incrementaron la población en un 15 por ciento a lo largo de la última década.
Los españoles desesperados que han perdido sus puestos de trabajo en la construcción están aceptando empleos que anteriormente rechazaban, desde limpiar bares a recolectar frutas, desplazando a inmigrantes que se esfuerzan por encontrar trabajo alternativo.
Miles de andaluces se ofrecieron para recolectar aceitunas para la cosecha de este año de diciembre a enero, según la agencia laboral andaluz, dejando sin empleo a la previa mano de obra de inmigrantes africanos.
A pesar de las ofertas de las autoridades locales por pagarles su pasaje de regreso a Africa, los inmigrantes están durmiendo a la intemperie o en refugios, en una situación descrita por una entidad de caridad como un genuino problema social.
Otro punto álgido en la región sur podría ser la cosecha de frutillas de febrero en Huelva, sobre la frontera con Portugal, donde los inmigrantes tradicionalmente encuentran trabajo.
Félix Véliz, un ex trabajador del sector de la construcción de Madrid oriundo de Ecuador, afirmó que muchos de sus colegas se vieron forzados a dormir a la intemperie cuando la compañía en la que estaba empleado solicitó su intervención en septiembre.
El hombre de 49 años que llegó a España hace casi una década no puede exigir seguro de desempleo o buscar otro trabajo, ya que bajo la ley española todavía está ligado a su antigua compañía mientras ésta solicita su intervención.
"Todo lo que queremos es que el juez y las autoridades laborales tomen una decisión pronto para que podamos exigir el seguro de desempleo o conseguir un trabajo en otra compañía", dijo Véliz a Reuters en un juzgado comercial en Madrid, donde él y otros ex empleados han presentado una solicitud para romper sus vínculos con la firma.
"Este es como un caso de caridad ahora", agregó.
Casado y con dos hijos adultos, sostuvo que solía ganar hasta 1.300 euros (unos 1869 dólares) al mes. Su hipoteca ahora cuesta 1.300 euros mensuales.
"Empezaron a recortar nuestros salarios en mayo", relató el hombre, metiendo sus manos en los bolsillos de una campera de corduroy en el frío viento de diciembre afuera del juzgado.
"En julio la compañía dejó de pagarnos por completo. Eso fue hace casi seis meses, hasta ahora. Estamos viviendo de préstamos de amigos y familiares", indicó Veliz.
DISCRIMINACION
La onda expansiva del desmoronamiento del sector de la construcción se está diseminando hacia otros sectores de la economía, provocando el cierre de negocios periféricos como los instaladores de aire acondicionado y fabricantes de tejas.
El número de compañías españolas intervenidas en el tercer trimestre casi se cuadruplicó respecto del mismo período del año pasado, según el Instituto Nacional de Estadísticas.
"Es el efecto dominó del sector de la construcción", dijo José Luis Corell Badia, un abogado de Valencia y director de reestructuración corporativa de Ernst & Young Abogados. "No veo la luz al final del túnel. Se está destruyendo al empleo", comentó.
Cristina Ballesteros, de 29 años, una ex secretaria del vicepresidente de una compañía multinacional de cemento, dijo que la competencia por un puesto de trabajo era tal que sus empleadores potenciales le preguntaron si planeaba tener hijos, aunque es ilegal hacerlo.
La mujer vive con su novio pero ha optado por decir que es soltera para mejorar sus posibilidades.
"Comparto un departamento alquilado, pero si no fuese por eso estaría viviendo de vuelta con mi madre", indicó.
"Estudié para ser secretaria: no es un título, es un diploma de dos años, pero ahora hay muchos empleadores que quieren que tengas un título para realizar tareas de secretaria. La gente lo acepta, porque no tiene alternativa. Ellos piden más y más, cuando realmente no es necesario", aseveró.
Afuera del juzgado comercial de Madrid, otros están luchando por recibir los pagos a los que tienen derecho. Rafael Pliego, de 54 años, recientemente fue despedido de su trabajo como guardia de seguridad y ha solicitado el seguro de desempleo pero todavía no ha recibido su cheque.
"Padezco una enfermedad y me dijeron que no podía seguir trabajando y me despidieron. Esto fue el 30 de octubre. Sólo había trabajado para ellos durante cinco meses", señaló Pliego. "Sigo buscando trabajo, por supuesto. Tuve la mala suerte de enfermarme, y ocurrió esto", declaró.
(Reporte Adicional de Ben Harding y Judy MacInnes; Editado en español por Marion Giraldo)